Cuenta cuentos para clase

La importancia de los cuentos en la educación

En junio tendremos a Aida Muñoz en Recursos para Clase para ayudarnos a contar cuentos en clase.

Aida Muñoz es narradora oral, escritora de libros infantiles y docente de infantil. A lo largo de su vida le han acompañado los cuentos y el trabajo con la infancia por eso decidió unirlos, y poder enriquecer ambas facetas.

Y en este artículo nos habla de la importante de los cuentos en la educación.


Los cuentos, las retahílas, los refranes, las canciones han formado parte de la educación a lo largo de la historia a través de la tradición oral.

De pequeña aprendí que si confías en los desconocidos tu abuela y tú terminaréis en la barriga de un lobo o encerradas en un armario; que si trabajas duro, el lobo no podrá tirar tu casa; y que no te puedes fiar de los trajes de hilos mágicos.

Estas enseñanzas que las docentes y los docentes aprendimos, son aprendizajes para la vida. Por desgracia, estos aprendizajes se están perdiendo porque vivimos en una sociedad rápida donde no tenemos tiempo para sentarnos y disfrutar de una buena historia junto a nuestros seres queridos.

Aunque el interés de la infancia por las historias y los cuentos sigue siendo el mismo que cuando éramos pequeñas y pequeños. Ya lo dice Pelegrín “los cuentos sin perder la condición de tal, interesa de un modo especial a niñas y niños”.

Como docentes ya sabéis todos los beneficios que tienen los cuentos para el desarrollo y aprendizaje en la infancia: Aumenta la expresión oral, estimula la imaginación y la creatividad, ayuda a trabajar la educación en valores. En conclusión, son un buen recurso educativo.

Pero existe una diferencia entre leer un cuento y contarlo, y no solo en las formas. Cuando hago una sesión de cuentos, tanto en el aula como en los centros culturales, veo en sus caras la ilusión y me prestan tanta atención como se la prestan a la televisión.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre leer un cuento y contarlo? 

Cuando leemos cuentos, nos prestan atención porque las historias les gustan y más si el libro lo han traído de casa. Se sienten protagonistas, es un rato que comparten con el resto de compañeros y compañeras y su profe; que con la mejor voluntad el mundo, hace malabares para leer la historia y enseñarnos las ilustraciones al mismo tiempo.

Pero, cuando narramos cuentos, les hacemos imaginar las casas de los cerditos, nos convertimos en el lobo que se los quiere comer y nos adentramos en la casa del cerdito mayor para ponerle una trampa al lobo. Cuando narramos un cuento, no solo lo estamos contando la historia, también lo estamos viviendo y esto hace que se involucren más en la historia.

Con narración no solo trabajamos la imaginación, también aprendemos a describir, les ayuda a reconocer emociones, les ayuda a potenciar la atención y la memoria, será un momento de comunidad, un momento de disfrute.

En ese momento en el que Max, el protagonista de “Donde viven los Monstruos” llega a la isla de los monstruos, los niños y las niiñas con capaces de imaginas a los terroríficos personajes que la habitan. Es un ese momento donde están haciendo trabajar a su imaginación. Y cada niña y niño imaginará un monstruo distinto con colores distintos y características distintas. Porque, los y las docentes les estamos describiendo cómo son esos seres. Si les enseñamos las ilustraciones no debamos volar esa creatividad e imaginación, les estamos mostrando como un ilustrador imaginaba aquellos habitantes.

Aprenden a describir cuando les relatamos que en la mesa de la casa de los tres osos había un plato grande, uno mediano y otro pequeño. Que el mantel de cuadros rojos estaba puesto y del plato grande salí mucho humo porque estaba muy caliente. Cuantos más detallada sea la narración más referentes o modelos descriptivos les estaremos mostrando y más aprendizaje involuntario absorberán sus neuronas.

Y una parte importante de la narración son las emociones que transmitimos tanto con el cuerpo como con nuestras expresiones faciales. Esto permite identificar de una manera más visual las emociones. A su vez, aprenderán a reconocerlas mientras disfrutan de un cuento porque están metidas en un contexto visual.

En definitiva, cuando narramos estamos adaptando el cuento a un contexto cognitivo accesible para todos nuestros alumnos y alumnas.


El curso que empezará el 8 de junio, y nos guiará en este cambio de leer a contar durante 7 clases.

Más información sobre el curso y cómo apuntarte aquí:

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